En el vasto y complejo ecosistema que constituye el suelo, existen aliados invisibles que desempeñan un papel crucial en la salud de las plantas y la fertilidad del suelo: las micorrizas. Estos hongos simbiontes se asocian con las raíces de la mayoría de las plantas terrestres, formando una relación mutuamente beneficiosa que ha evolucionado durante millones de años. Pero, ¿qué son exactamente las micorrizas, y cómo contribuyen a mejorar la absorción de nutrientes y la calidad del suelo?
¿Qué son las micorrizas?
El término «micorriza» proviene del griego mykēs (hongo) y rhiza (raíz), y describe una asociación simbiótica entre ciertos hongos del suelo y las raíces de las plantas. Existen dos tipos principales de micorrizas:
El papel de las micorrizas en la absorción de nutrientes
Uno de los principales beneficios de las micorrizas es su capacidad para ampliar el alcance de las raíces de las plantas. Las hifas micorrízicas, estructuras filamentosas que actúan como extensiones de las raíces, pueden explorar volúmenes de suelo mucho mayores que las raíces por sí solas. Esto es particularmente importante para la absorción de nutrientes esenciales como el fósforo, que tiende a ser poco móvil en el suelo.
Las micorrizas:
Esto no solo beneficia a las plantas, sino que también optimiza el uso de fertilizantes, reduciendo la necesidad de aplicaciones químicas excesivas que pueden afectar negativamente al medio ambiente.
Impacto en la salud del suelo
Además de mejorar la nutrición de las plantas, las micorrizas desempeñan un papel clave en la estructura y la calidad del suelo:
Aplicaciones agrícolas y ecológicas
El uso de micorrizas en la agricultura está ganando terreno como una estrategia sostenible para mejorar el rendimiento de los cultivos y reducir el impacto ambiental. Los biofertilizantes basados en micorrizas se emplean para:
En la restauración ecológica, las micorrizas juegan un papel crucial al facilitar el establecimiento de plantas en suelos pobres o contaminados, ayudando a recuperar ecosistemas degradados.
Las micorrizas son un componente esencial del ecosistema del suelo, que actúa como un puente entre las plantas y los recursos nutritivos disponibles en su entorno. Al potenciar la absorción de nutrientes, mejorar la estructura del suelo y contribuir a la sostenibilidad agrícola, estos hongos simbiontes destacan como aliados invisibles pero indispensables. Adoptar prácticas que fomenten su presencia y actividad es un paso clave hacia una agricultura más sostenible y resiliente.