Quelatos vs. Sulfatos: ¿Qué forma de micronutriente es mejor?

En la agricultura moderna, el manejo eficiente de los nutrientes es un factor determinante para la productividad, calidad y sostenibilidad de los cultivos. Si bien el foco suele centrarse en los macronutrientes (NPK), los micronutrientes como hierro, zinc, manganeso, cobre, boro o molibdeno son igual de esenciales, aunque se requieran en menores cantidades.

Una cuestión clave para garantizar su efectividad no es solo cuánto aplicar, sino en qué forma química se presentan estos micronutrientes. En este sentido, dos formas predominan en el mercado: sulfatos y quelatos.

A lo largo de este artículo realizaremos una comparativa técnica y práctica entre ambas formulaciones, con el objetivo de ayudar a productores, técnicos y distribuidores a elegir la opción más adecuada según el cultivo, el suelo y las condiciones climáticas.

¿Por qué importa la forma química?

Los micronutrientes no actúan de forma aislada. Su movilidad, disponibilidad y absorción por las raíces o a través de las hojas dependen en gran medida de su forma química. Una fuente mal formulada puede resultar en:

  • Baja absorción por parte del cultivo
  • Interacciones negativas con otros nutrientes
  • Bloqueos por pH o por presencia de antagonistas
  • Contaminación del suelo por exceso de elementos no absorbidos

Por ello, elegir entre un sulfato o un quelato no es una decisión trivial: afecta directamente al retorno económico y ecológico de la fertilización.

¿Qué son los sulfatos?

Los sulfatos son sales inorgánicas compuestas por un ion metálico (como Zn²⁺, Fe²⁺, Cu²⁺, Mn²⁺) unido a un grupo sulfato (SO₄²⁻). Son ampliamente utilizados por varias razones:

  • Alta solubilidad en agua
  • Bajo coste
  • Facilidad de mezcla con otros fertilizantes
  • Aporte adicional de azufre (un nutriente secundario)

Ejemplos comunes:

  • Sulfato de zinc (ZnSO₄)
  • Sulfato de hierro (FeSO₄)
  • Sulfato de manganeso (MnSO₄)

¿Qué son los quelatos?

Un quelato es una estructura compleja donde el ion metálico está “atrapado” o estabilizado por una molécula orgánica llamada agente quelante. Este agente protege al metal de reacciones con el entorno, manteniéndolo soluble y disponible.

Agentes quelantes más utilizados en agricultura:

  • EDTA (ácido etilendiaminotetraacético)
  • EDDHA (para suelos alcalinos, muy usado con hierro)
  • DTPA
  • HEEDTA
  • Quelatos naturales (ácidos orgánicos, aminoácidos, lignosulfonatos)

Ejemplos:

  • Fe-EDDHA
  • Zn-EDTA
  • Mn-DTPA

Comparativa técnica: Quelatos vs. Sulfatos

  1. Disponibilidad en función del pH del suelo

Uno de los principales retos en suelos agrícolas es el pH, especialmente en suelos calizos y alcalinos (pH > 7), donde muchos micronutrientes se vuelven insolubles.

  • Sulfatos:
    Son eficaces en suelos ácidos a neutros, pero pierden solubilidad y disponibilidad en suelos alcalinos. Por ejemplo, el hierro en forma de FeSO₄ se precipita rápidamente en pH > 7 como óxido férrico, inutilizable por la planta.
  • Quelatos:
    Los quelatos, especialmente los basados en EDDHA o DTPA, mantienen al ion metálico en forma soluble incluso en suelos muy alcalinos (pH hasta 9 en algunos casos), lo que asegura una mayor eficiencia de absorción.

Ganador: Quelatos, especialmente en suelos calizos o con pH elevado.

  1. Eficiencia agronómica
  • Sulfatos:
    En aplicaciones foliares o en fertirrigación controlada, los sulfatos pueden mostrar una respuesta rápida, especialmente en cultivos sensibles a deficiencias puntuales. Sin embargo, pueden requerir aplicaciones repetidas.
  • Quelatos:
    Gracias a su estabilidad, los quelatos permiten una mayor persistencia en el suelo y reducen la necesidad de re-aplicaciones. Esto se traduce en menos mano de obra y menor coste operativo a largo plazo, aunque el producto inicial sea más caro.

Ganador: Quelatos, por mayor eficiencia en campo.

  1. Compatibilidad y mezclas
  • Sulfatos:
    Su uso es sencillo, pero pueden interactuar negativamente con otras sales o formar precipitados, especialmente si se mezclan con fosfatos o carbonatos. También pueden generar problemas de fitotoxicidad en dosis elevadas.
  • Quelatos:
    Mejor compatibilidad en mezclas (según el agente quelante). Los quelatos con EDTA o DTPA, por ejemplo, se usan habitualmente en soluciones nutritivas sin problemas de precipitación. Además, su liberación controlada reduce el riesgo de toxicidad.

Ganador: Quelatos, por mayor versatilidad en mezclas.

  1. Coste económico
  • Sulfatos:
    Muy económicos. Ideales para programas de fertilización intensiva donde el suelo es ácido o moderadamente neutro, y no se justifica una inversión mayor.
  • Quelatos:
    Su coste es más elevado, tanto por el agente quelante como por el proceso de síntesis. No obstante, su mayor eficiencia compensa la inversión en situaciones críticas: suelos difíciles, cultivos de alto valor, o aplicaciones con fertirrigación tecnificada.

Ganador: Depende del contexto. Sulfatos en suelos favorables y cultivos extensivos. Quelatos en cultivos exigentes o condiciones edáficas problemáticas.

  1. Impacto ambiental
  • Sulfatos:
    Si no son absorbidos, pueden acumularse o lixiviarse, aumentando la salinidad del suelo o contaminando acuíferos.
  • Quelatos:
    Algunos quelantes sintéticos (como EDTA) pueden ser persistentes en el medio ambiente, aunque en cantidades moderadas no representan un problema grave. Existen opciones biodegradables más sostenibles (por ejemplo, quelatos a base de ácidos orgánicos o aminoácidos).

Ganador: Empate técnico, aunque los quelatos biodegradables están ganando terreno por su menor huella ambiental.

Recomendaciones prácticas

  • En suelos ácidos o ligeramente neutros: los sulfatos siguen siendo una opción válida y rentable.
  • En suelos calizos, con pH alto o problemas de bloqueo: es recomendable emplear quelatos, sobre todo Fe-EDDHA para hierro.
  • En cultivos de alto valor económico: se justifica el uso de quelatos, aunque sean más caros.
  • En fertirrigación o aplicaciones foliares técnicas: los quelatos ofrecen mayor seguridad y eficacia.
  • Para agricultura ecológica: existen quelatos orgánicos certificados que permiten cumplir normativas sin sacrificar disponibilidad.

No hay una forma “única” o “mejor” de micronutriente que sirva para todas las situaciones. La elección entre quelato o sulfato debe basarse en criterios técnicos: tipo de suelo, pH, sistema de cultivo, valor del cultivo y sistema de aplicación.

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